Cambiar por dentro para cambiar lo de fuera

Mi mayor enemigo es mi cerebro: mis pensamientos me martirizan, me dañan, me impiden avanzar. Si no cambio yo, no cambiará mi vida. Los días iguales, rutinarios, sin cambios y sin sentido. Las noches vacías de sueño, llenas de  tristeza, sábanas empapadas de lágrimas. Me perdí en un mundo de autocompasión del que olvidé el camino para salir. Y hasta que no regrese de ese extraño y oprimete paraje no habrá nada para mí. Nada hay esperándome, porque nada sabe que existo. Tengo que empezar con pequeños pasos, pequeños logros, porque necesito que mi mente vuelva a sentirse viva.  Ya.

El país de las últimas cosas

"Cuando vives en la ciudad, aprendes a no dar nada por sentado. Cierras los ojos un momento o te das la vuelta para mirar otra cosa y aquella que tenías delante desaparece de repente. Nada perdura, ya ves, ni siquiera los pensamientos en tu interior. Y no vale la pena perder el tiempo buscándolos; una vez que una cosa desaparece, ha llegado a su fin."

"Hay que acostumbrarse a vivir sólo con lo indispensable. Si uno espera poco, se conforma con poco y, cuanto menos necesite, mejor se sentirá."

"Poco a poco, la ciudad te despoja de toda certeza, no hay ningún camino inmutable y sólo puedes sobrevivir si aprendes a prescindir de todo. Debes ser capaz de cambiar sin previo aviso, de dejar lo que estés haciendo, de dar marcha atrás."

Me encanta esta visión de Paul Auster. Estoy convencida de que la vida es así.

Y llega el tormento de la noche.

El día pasa, tranquilo, atareado, llovido...pero llega la noche y tu recuerdo me atrapa. El deseo de ahogarme en alcohol es demasiado grande, la tentación demasiado fuerte. Para no pensar, para no sentir, para no sufrir. Pero sé que mis sueños alcoholicos te traerán de nuevo a mí.

Pensando en ti, pensando en mí.

La soledad me atrapa esta noche. Como todas las noches. La profundidad entre mis piernas se vuelve ardiente, como siempre que te recuerda. Te desea, sueña con tu polla dentro. Me voy a la cama , me acaricio suavenemte mis labios, y el recuerdo de tu capullo rosa sobre ellos me enerva, me abre, me enciende...mis dedos recorren el camino que tu verga triunfante recorrió y consiguen una vagina húmeda, abierta, contraida, despierta, sensible...y llega el oragamo, enorme, esperado, soprendido, fuerte, solo, necesitado de ti.

Me acuerdo de ti.

Me acuerdo de ti. Desgasto tu recuerdo mientras me masturbo como una perra con tus palabras en mis orgasmos. Te sueño y te deseo... Mis manos recorren todas las caricias que no pueden ser. Todas las caricias que quieren ser. Tu deseo me llena en esta noche perdida en el placer... en este placer soñado en ti.