Hay días que se graban en la cabeza y nunca podré borralos. Hoy hace un mes de uno de esos días, seguramente uno de los peores. El 5 de abril, a estas horas, estaba bebiendo sin parar para olvidar que quizá me estaba volviendo loca.
La sensación de que la locura habia ocupado mi cuerpo y desplazado a mi yo era absoluta. Mi yo estaba arrinconado, viéndolo todo, sintiéndolo todo, pero sin posibilidad de acción.
Sólo tenía mi dolor y mi vergüenza. Sabía que ya no querrías saber más de mí. Y lo peor de todo era la seguridad de que la única culpable de todo fui yo. La única causante del dolor que me llenaba, de la locura que me invadía, era yo. Para evitar que me pudieras hacer daño, me lo hice yo. Y a ti te arrastré también. Te hice daño y eso es lo más dificil de perdonarme.
Es muy duro saber que soy capaz de boicotearme a mí misma hasta límites como esos, saber que tendría que haber actuado de otra forma y seguir volviendo una vez tras otra sobre lo mismo, sobre lo que hubiera sido correcto. O simplemente haber huído, pero sin causar dolor, ninguno de los dos lo merecíamos.
La locura no me invadió, tan sólo era dolor disfrazado, tan grande que no sabía que hacer con él. Hoy me siento algo mejor, pero quedó la tristeza, y esa creo que es mucho más difícil de sacar.
Y la certeza absoluta de que no sabré de ti. Y la obsesión que me llena día y noche. Sobre todo por la noche. Apareces en casi todos mis sueños y no se como evitarlo. Aparces en mis pensamientos y no se como no pensar en tí. Apareces en mis orgasmos y la tristeza me inunda.
Quiero seguir siendo tu niña. Grito tu nombre a la noche, al vacío. Al teléfono. Quiero seguir siendo tu niña.
Y la certeza absoluta de que no sabré de ti. Y la obsesión que me llena día y noche. Sobre todo por la noche. Apareces en casi todos mis sueños y no se como evitarlo. Aparces en mis pensamientos y no se como no pensar en tí. Apareces en mis orgasmos y la tristeza me inunda.
Quiero seguir siendo tu niña. Grito tu nombre a la noche, al vacío. Al teléfono. Quiero seguir siendo tu niña.
El fondo de un vaso suele ser la atalaya de muchas tristezas. Buena elección con la música.
ResponderEliminarUn saludo…
Cierto, y demasiadas veces creemos que es la solución, y solo empeoramos el problema.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste la música, teniendo en cuenta que la tuya es genial, es un cumplido fantástico.
Bienvenido a mi rinconcito y muchas gracias por hacerte mi seguidor, nunca creí que esto lo leyera nadie. Olvidé que en internet no hay secreetos y que voy dejando mis huellas por donde paso.